lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Dónde se habla el mejor español?

¿Dónde se habla el mejor español? Hacía tiempo que quería escribir sobre este tema y me da pie ahora para ello la lectura de un interesante libro sobre la relación entre lengua e identidad en el que se trata precisamente esta cuestión en el capítulo 4, aunque en un plano general, no en el específico de nuestra lengua (Edwards, John. 2009. Language and identity: an introduction. Cambridge: Cambridge University Press).
Todos nos hemos encontrado alguna vez envueltos en una conversación sobre dónde se habla el mejor español. Respuestas clásicas en España son: en Valladolid o quizás en Castilla. Allende los mares se tiende probablemente a atribuir esta virtud a las variedades europeas de esta lengua. Normalmente la discusión se trufa con argumentos sobre la pureza o la corrección de esta o de la otra variedad. Sobre las restantes variedades se suelen tener también listos juicios de tipo estético, social, comunicativo, etc. que sirven para terminar de aderezar el tema. Así, se afirma con convencimiento que En la ciudad X tienen un acento muy gracioso, En la región Y hablan muy cateto o En el país Z no hay quien los entienda. Evitaremos aquí los ejemplos concretos porque bastante calientes están ya las cosas como para echar más leña al fuego.
Para empezar, hay que aclarar de qué estamos hablando verdaderamente cuando nos referimos al mejor español. ¿Tiene esto que ver con alguna cualidad intrínseca de tipo estructural o funcional? Para que nos entendamos: ¿tiene el murciano una gramática más desarrollada que el extremeño?, ¿es posible una comunicación más precisa hablando limeño que hablando porteño? Desde un punto de vista científico, la respuesta es un rotundo no. Todas las variedades de una lengua son medios igualmente aptos para desempeñar las diferentes funciones del lenguaje. No se puede sostener de ningún modo que la variedad X sea mejor que la variedad Y o que la una sea más pura y la otra esté más echada a perder.
Sin embargo, desde un punto de vista social, las cosas cambian. No hay duda de que los hablantes tienen sus propias ideas al respecto y de que las manifiestan con vehemencia. Los juicios más o menos estrictos, más o menos definidos, más o menos emocionales sobre cuáles son las variedades de su propia lengua que resultan más hermosas o más puras o más saladas o más sosas existen, son reales para quienes los emiten y tienen su valor, pero hay que saber interpretarlos. En el fondo, estos juicios no nos dicen nada sobre las variedades lingüísticas a las que en principio se refieren sino sobre la consideración que merecen los grupos que hablan esas variantes. Son el resumen de estereotipos, prejuicios, diferencias económicas, rivalidades o afinidades, procesos históricos, etc. La traducción es muy sencilla. Cuando nos dicen: En tal sitio hablan muy gracioso, lo que nos quieren decir es: Los de tal sitio son muy graciosos. Y la afirmación sobre lo cateto del habla de este pueblo o del otro no es sino una forma más o menos indirecta, más o menos socialmente aceptada de llamar catetos a los habitantes del pueblo en cuestión. No hay muchas más vueltas que darle.
Las variedades de prestigio, por su parte, suelen coincidir con las habladas por quienes históricamente han sido más exitosos. Por ejemplo, la belleza o la dignidad que se le atribuyen a un determinado acento son simplemente el reflejo del juicio colectivo que merecen los hablantes con tal acento. Se han hecho experimentos en los que se ha pedido a personas que no conocen una lengua ni el trasfondo histórico, social, económico, etc. de la comunidad que la habla que juzguen estéticamente el sonido de diferentes variedades. Sus respuestas no tenían nada que ver con las de hablantes nativos que sí están familiarizados con ese trasfondo. Quienes desconocen cuáles son las valoraciones relativas que merecen diferentes grupos de hablantes dentro de una comunidad lingüística son incapaces de atinar asignando los supuestos valores estéticos. A un panameño le puede parecer que el acento de un hondureño, un boliviano, un español o un argentino es de tal o cual manera. Lo que nos está diciendo, quizás sin ser del todo consciente de ello, es lo que le parecen los hondureños, los bolivianos, los españoles o los argentinos. Si la misma pregunta se la hiciéramos a una señora recién aterrizada de Samoa sin entender una palabra de español, te puedo asegurar que lo que le parecería sería completamente distinto.
En definitiva, y para no alargarnos más, responder a la pregunta inicial es más fácil de lo que parecía. ¿Que dónde se habla el mejor español? Pues en todas partes y en ninguna.

La eñe también es gente

La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? ¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania. La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.
Letra es sinónimo de carácter. ¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.

viernes, 21 de octubre de 2011

BIENVENIDOS A ÍTACA

La metáfora de Itaca, como ese lugar utópico donde todos queremos llegar, me parece muy apropiada para lo que tiene que ver con el aprendizaje de lenguas. El aprender, una lengua, es para muchos una utopía, una Ítaca, debemos sortear muchas dificultades para llegar al C2.  Al final, no nos espera Penélope, pero nos espera un certificado para nuestro portafolio y la posibilidad de encontrar un trabajo y viajar, al final llegaremos a Ítaca.

Un estudio indica que el español es la tercera lengua más usada en internet

El español es la tercera lengua más usada en la red y cuenta con 136 millones de usuarios, lo que representa el 8 % del total de internautas en el mundo, por detrás del inglés y del chino, según un informe publicado por la Fundación Telefónica en Nueva York.
El documento, titulado El español en la red, es resultado de una investigación dirigida por José Luis García Delgado, director del programa de Fundación Telefónica «El valor económico del español» y profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, junto a Guillermo Rojo y Mercedes Sánchez.
García Delgado subrayó en declaraciones a Efe que «el español ocupa la segunda posición como lengua de comunicación internacional por número de hablantes», ya que son casi 500 millones las personas que hablan el idioma en 21 países.
«El español es la segunda lengua multinacional, después del inglés», dijo el profesor García Delgado, que destacó el creciente interés en diferentes países, como los nórdicos o los de Europa del Este de aprender el español como segunda lengua, después del inglés.
Konstantínos Kaváfis.
ÍTACA.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Poema 15



Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

lunes, 17 de octubre de 2011

Sobre el silencio

Me gusta cuando callas...

El poema 15 de Neruda es, a mi parecer, uno de los poemas que mejor define lo sublime del silencio en una pareja.  El silencio puede expresar mucho mas que las palabras, pero sobre todo es vital .